4 de noviembre de 2013

Ciudad de pobres corazones

A veces me sorprende (y a veces no) cómo las personas eligen el egoísmo por sobre el bien común. Cómo no pueden tener una visión completa e integral del país y generalizan haciendo referencia a una situación jurisdiccional o distrital como si fuese nacional; cómo no pueden ver más allá de lo que decide mostrarles un medio; y aquí me detengo y pienso en que sí puedo entender que no está dentro de sus posibilidades recorrer el país para desasnarse de cuál es la situación real que se vive en el interior; es, de hecho, imposible porque todos tenemos una vida; salvo para los que viven de recorrer el país, a los demás mortales nos es sumamente complicado; necesitamos que nos cuenten. Ahora, tener la pereza de quedarse con una sola información, con una sola mirada, con una sola opinión, y no asumir, como mínimo, una actitud de búsqueda de diversidad de opinión para poder comparar y hacer un análisis, no les digo profundo, pero al menos superfluo del asunto, es bastante decepcionante.
Y más rápido que lento, me doy cuenta que esa pereza de la que hablo no es tan así, al menos no es tan adrede, sino que son conducidos a aquella actitud a través de la metástasis de información (o desinformación) desarrollada por un grupo multimediático, durante las 24hs del día, invadiendo las vidas de todos los habitantes del país, contándoles por ejemplo que a Doña Chola, la vecina del primo de Jaime, el sobrino de Marta, una odontóloga de Liniers (barrio del oeste de la C.A.B.A.), se le murió un gatito de los 24 que tenía y "qué vergüenza que el Gobierno y la Presidenta no hacen nada por Doña Chola, ni por Jaime, ni por su primo, ni por Marta, ni por Nadie". Imagínense la consternación de los ciudadanos de Chaco, Misiones, Catamarca y las 20 provincias que me quedan por nombrar, sumándose a la bronca y el dolor de... una familia, un barrio... (¿?) Si se informa en "cadena nacional" un acontecimiento doméstico ocurrido en la metrópoli, es para pensar y/o cuestionar el valor significativo de dicha información y más aún, deberíamos de pensar y/o cuestionar el interés del multimedios en desinformar a 23 provincias con acontecimientos, significativos (y no tanto) sólo para la ciudad capital y sus alrededores, pero que carece de toda relevancia para los demás habitantes de nuestro suelo nacional.
Para la corta, egoísta, centralizada, atomizada e inescrupulosamente interesada mirada de los medios porteños es un problema del país y así los transmiten, así lo informan y así lo venden. Y como lo venden, lo compran; y como la oferta es única, la demanda es gigante. Un porcentaje ideal de efectividad; ¡Muy bien 100!
Por lo tanto me desdigo de la sorpresa del principio, de cómo las personas eligen el egoísmo, y me refiero ahora, mejor, a la incapacidad o, preferiblemente dicho, la imposibilidad de las personas de elegir, aunque sea, por el egoísmo; porque ni eso les queda, o les quedaba. Décadas de negociados turbios, oscuros, negros, rojos (y muy rojos), blancos. legales, pseudolegales e ilegales, han hecho de la sociedad verdaderos corderos, fieles peregrinos de su pastor (cualquier similitud con la iglesia queda bajo responsabilidad del lector) que no miran, "pues así lo hacen todos, pues así lo haremos nosotros", por designio de las generaciones y los antepasados, por costumbre o tradición, por elección o persuasión, por convicción o por inducción, otras alternativas  mediáticas; décadas de manejar los estados de ánimo de la sociedad, y teniendo bajo su control esos estados de ánimo, manejar las agendas políticas, económicas y culturales de todos.
Bienvenida sea la democratización de los medios audiovisuales, una deuda de décadas. Bienvenida la diversidad cultural, que es deber del Estado, en todas sus dimensiones políticas, garantizar en todo el territorio nacional. Bienvenida la Justicia, para un congreso que debatió democráticamente y votó en ambas cámaras con amplias mayorías a favor de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual 26.522 y un grupo multimediático trabó compulsivamente durante cuatro años; cuatro años, lo que dura el mandato de un presidente o de un gobernador. Bienvenido sea un nuevo paso para que podamos ser un mejor país.


A los pobres corazones destrozados de la metrópoli, a los irascibles despojados de información, a los desgraciados que piensan que deberán pasar a la clandestinidad, a los desesperados mediáticos de la política que ven desmanteladas sus vidrieras y confiscados sus livings, a los abatidos políticos-periodistas y los periodistas-políticos que se ven perdidos sin sus guiones "magnettizados", a los descorazonados, desalentados, desmoralizados, desanimados, impotentes, decepcionados, desilusionados, iracundos, enojados, irritados, enfadados, disgustados, alterados, despechados, alterados, afligidos, apenados, agobiados, doloridos, desmoralizados, desahuciados, en fin, a los que, por suerte para la mayoría, son minoría; quiero llevarles un pequeñísimo mensaje de tranquilidad: ni Clarin, ni Canal 13 ni el imprescindible TN van a dejar de transmitir e informar y/o desinformar sus verdades; todos ustedes van a continuar teniendo la posibilidad de seguir creyendo en ellos porque nada hay para que dejen de hacerlo. Aunque eso les duela, porque lo mejor que les pasaría es que realmente "desaparecieran" esos medios para tener una verdadera excusa para defenestrar al Gobierno, pero no; este Gobierno y este Proyecto Nacional los necesita a ellos y a ustedes, para recordar y remarcar día a día que se está yendo por el buen camino.
Más derechos, más igualdad. Más igualdad, más dignidad.
Somos un mejor país.

mjs



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