16 de septiembre de 2020

Brasas

 

Cuando rascás un poquito,

los colores siguen ahí.

Tal cual los dejaste,

sonriendo a las brasas.


Cuando soplás un poco el polvo.

Cuando levantás aquella maceta.

Cuando removés la pintura esa.

Cuando abrís por fin la caja.


Y salen, así.

Te pintan otra vez, así.

La esencia está ahí.

Sin que importe el pincel.


Cuando pasás la página.

Cuando corrés el sillón.

Cuando desastillás la madera.

Cuando echás esa cuchara de cemento.


Y salen, así.

Te pintan aquella sonrisa.

La mística está ahí.

Sin que importe el papel.


Cuando escribís porque sí.

Cuando buscás nada en la heladera.

Cuando esperás la pava.

Cuando mirás hincharse la yerba.


Y salen, así.

Te pintan el momento.

La magia está ahí.

Sin que importe el tiempo.


Cuando volcás el vino en la copa.

Cuando encendés un fuego.

Cuando barrés ese rincón.

Cuando metés leña para el darle sabor.


Cuando rascás un poquito,

los colores están ahí.

Tal cual un día pintaste,

sonriendo y a las brasas.


mjs

13-09-20




26 de julio de 2020

Sangre y Tiempo

La sangre y el tiempo

a veces eternos...

a veces sin resto...

y así la vida camina.


El tiempo y la sangre

tal vez amantes...

tal vez errantes...

y así la vida respira.


La sangre sin tiempo

quizá un lamento...

quizá un deseo...

y así la vida transita.


El tiempo sin sangre

acaso un lago...

acaso un desierto...

y así la vida termina.


mjs



7 de febrero de 2020

Ser Cierto

Ser un simple movimiento,
un sonido más del estruendo.
Tal vez una sombra sin cuerpo,
una brisa más, un intento.

Ser lo obvio del momento,
un latido más, un eco.
Quizás suspiro de un lamento,
una chispa más, un supuesto.

Ser la imagen invisible,
la palabra sorda del proyecto.
Acaso una silla más
o simplemente un reflejo.

Ser la soledad del tumulto,
el giro quieto del mundo.
Tal vez la raíz del musgo,
el aplauso mudo del público.

Ser tan solo nada… y punto.
Ser vacío. Ser espacio. Ser uno.
Ser tan solo esto… y cierto.
Ser la compañía de tu tiempo.

                         mjs





5 de febrero de 2020

La espera y Ella


Sentado. Esperando.
La espera era de esas que provocan cosas por dentro que no se explican con palabras, pero que cuando las decís, las describe el cuerpo, los ojos y la sonrisa. Esa espera que desespera de ansiedad.
Entonces para acompañar la espera y pensar en ellas, en la espera y ella, escribía. Las palabras escritas, dicen que son las que revelan el alma o esa fuerza que tenemos dentro y que por alguna razón u otra no salen o salen a medias o tal vez muy desordenadas, tanto que su finalidad se pierde en la intensidad.
Así se encontraba escribiendo lo primero que le venía a la mente-. su contentura, sus dudas, tal vez sus culpas, pero también, seguramente - se le notaba ahí en medio de los ojos y en cada diente revelado por la sonrisa instalada- su felicidad; se momento de alegría inexplicable que se vive cada tanto, que convive con otros más o menos grises, más o menos tristes, más o menos oscuros. Sin embargo, ese momento de espera ansiosa era de esos que iluminan cuanta luna nueva estuviese en el cielo.
Cada tanto los dedos se detenían a pensar, porque quien se detenía era el creador de frases, entonces aprovechaba para dirigir a mirada por la puerta entreabierta y depositarla en la reja de entrada para ver si se asomaba. Imaginarse verla aparecer allí generaba una sobredosis de adrenalina.
¿Cuánto hace que esperaba? ¿Importa?...
Sonrisa. Risa. Abrazo. Beso. ¿Ese sería el orden cuando la espera falleciera? ¿Alguna palabra, tal vez, entre alguno de los anteriores? Es muy probable que abrazo y beso fuesen dos hechos unísonos. Un abrazo con beso. Un beso con abrazo. No era lo más importante.
Lo imprescindible era la llegada. Esa imagen que se repetía en su imaginación pero que no salía del plano de lo fantástico.
Las melodías que sonaban para ocupar el espacio vacío de palabras habladas, no lograban deshacer el hechizo de escribir en la espera; les era imposible distraer siquiera el momento sublime de pensarlas, a la espera y a ella.
¿Cuánto hace que esperaba? ¿Quince días? ¿Un año? ¿Importa?...
El teléfono sonó. Otras palabras escritas, distintas a las que él escribía, confirmaban la llegada inminente. Y fue entonces cuando el corazón se aceleró imprevistamente, inimaginablemente, hasta ese momento. Racionalmente, pensado con posterioridad, cómo no se va a poner a bombear sangre aceleradamente ese corazón, si en menos de cinco minutos estaría cara a cara, sonrisa a sonrisa, beso a beso; ella se asomaría, él miraría hacia la reja y saltaría de la silla, seguramente tropezando con algo, para abrirle y encontrarse con quien haría que la espera ansiosa finalizara.
¿Dos minutos más? ¿Uno? ¿Importa? Sí.
O tal vez, ya no.
Llegó.
mjs
01-02-2020



4 de enero de 2020

Eme, Jota y Ese color


El sol salió una noche hermosa y de un salto Jota se sentó en la luna, que no es de queso, ni de crema, ni manteca; es de gomaespuma.
¿Por qué no me cantás una canción de cuna?
Los árboles desde arriba no son árboles, son arbustos o yuyos o la remera verde que Jota lleva puesta porque hace juego con sus ojos, que no son verdes, son color cielo o mar; pero el mar sabe ser verde y debajo de todo cielo están los árboles o los arbustos.
¿Querés volar conmigo así no me asusto?
Y el perro corrió la pelota, pasó debajo de la escalera, esquivó la mesa, atravesó la cortina, miró, buscó, olfateó y mordió. Jota agarra la pelota y desde la luna la arrojó. – “¡Fiuuuh!”, gritó la pelota y en un charco se cayó; hecha pelota quedó la pelota.
¿Por qué mi burbuja siempre se explota?
Eme, que trae consigo siempre la suerte, ha perdido el trébol, que también es verde, como el pasto, como un duende. Y sin su trébol, como sin juguete, ya no duerme.
Si se hace de azúcar y leche, ¿Por qué es marrón el dulce de leche?
Jota salta de nube en nube, de estrella en estrella, pero no se estrella. Las nubes naranjas, rojas y blancas, saludan al sol, a la luna y a ella, la bella Jota que no se agota y juega toda la noche a que canta sola.
Las canciones cuando llueve, ¿usan botas?
Y el gato corrió la pelota, pasó entre las piernas de Eme, esquivó la silla, atravesó la cocina, miró, buscó, olfateó y mordió. Eme agarró la pelota y hasta la luna la arrojó. – “¡Fiuuuh!”, gritó la pelota y en un colchón de gomaespuma se acostó.
Si estiro mucho los brazos, ¿podré tocar el sol?
Jota salta de la luna y cae tan rápido como una hoja en otoño, juega al tobogán en la trompa de un elefante y cae de cola en la boca de una ballena medio loca que grita asustada: - ¿qué hay en mi boca?, ¡¿qué hay en mi boca?! Jota se ríe y jocosa baja.
¿Por qué cuando me río me caigo en la cama?
Eme camina en el agua mientras mira, violeta, amarillo, azul, celeste; flores que vuelan sin alas, llegan a sus manos y descansan. Eme mira mientras camina sobre el agua, el río no se detiene y lo abraza como serpiente.
Jota en la orilla pregunta a una gaviota: - “¿por qué la vida no es color de rosa?” La gaviota no contesta, en la orilla solo da vueltas.
Eme abre sus manos y ofrece, celeste, azul, amarillo, violeta; señala las nubes rojas, naranjas y blancas, mira sus ojos y su remera verde que hace juego con el cielo, y una flor le alcanza.
¿Por qué cuando te miro me sigue doliendo la panza?
El sol salió una noche hermosa y la luna lo abrazó, “Lindo día”, dijo la luna. “Linda noche”, contestó el sol.