Me convertí
en un manojo de abejas
para
zumbarle al viento una idea.
Me traspones
sonrisas sinceras
que mi
soñar cautiva en su aldea.
Me convidas
un trago de tu alma
para impregnar
tu esencia en mis alas.
Rompen de
mí, libélulas tuertas.
Buscan huir
de la mágica escena.
Surcando nubes naufrago solo;
lluevo y
sano en tus ojos, suave lodo.
Bailan en
mí, abejas sedientas;
Me dedicas
tu palma llena de estrellas.
Me convertí
en un ramo de dudas,
Para
alojarme en tu sombra, en tu Luna.
Me vuelvo
canción en tu mirada,
Y en tus
brazos se desnuda la calma.
Me regalas,
sin saberlo, tu cielo;
para mis
aves, mis versos, mis miedos;
y el sol
que habita en tu risa serena,
cálida y
real como buena madera.
mjs
31-03-15
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